La alimentación complementaria (AC) se describe como el proceso por el cual se ofrece, al lactante, alimentos sólidos o líquidos -distintos a la leche materna o fórmula infantil-, como complemento y no como sustituyente.
Cabe destacar que para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune.
Hasta el momento no hay alimentos mejores o peores que otros a la hora de empezar con la alimentación complementaria, aunque se aconseja ir introduciendo primero alimentos ricos en hierro y zinc. De esta manera, también se recomienda irlos introduciendo de uno en uno, con intervalos de días, para ver la tolerancia y la adaptación.
Si bien ya hablamos de cuándo introducir los alimentos, cabe hablas de cómo ofrecerlos:
-Consistencia: Es recomendable aumentar de forma progresiva la consistencia de los alimentos, empezando con texturas grumosas y semisólidas lo antes posible (no más tarde de los 8-9 meses).
-Marco afectivo: Este es fundamental para el desarrollo de habilidades relacionadas con la alimentación, así como para fomentar la autorregulación del hambre-saciedad. Obligar, presionar o premiar al niño son estrategias que interfieren con la percepción de su propia saciedad, pudiendo aumentar el riesgo de sobrepeso, problemas asociados a la comida y de escasa variedad a la hora de comer.
Resaltar que ofrecer el pecho a un lactante en momentos de estrés (vacunación, dolor, sueño, etc), no está considerado como "consolar con comida" ni aumenta el riesgo de obesidad. Esta "succión no nutritiva", así como el contacto piel con piel, ayuda al control del dolor y disminuye el tiempo de llanto.
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