Una alimentación pobre durante la adolescencia, etapa comprendida entre los 13 y 16 años, puede traer consigo consecuencias duraderas en el desarrollo cognitivo, causado por una dificultad para aprender ya que se disminuye esta capacidad hay una menor concentración y malos resultados académicos. Es una etapa de riesgo de excesos y deficiencias nutricionales.
Las recomendaciones nutricionales que se da a los adolescentes deben estar adecuadas a la edad puberal y al grado de actividad física. Sin embargo, por comodidad se establecen la necesidad de energía y nutrientes en base a la edad cronológica. Los varones necesitan al rededor de 1.800 y 3.200 kcal mientras que las mujeres necesitan entre 1.600 y 2.400 kcal más o menos en función de su actividad física siendo un requerimiento superior al de cualquier otra edad. En esta edad se deben consolidar los hábitos alimentarios correctos que permitan prevenir los problemas de salud influidos por la dieta en el futuro, como sin la hipercolesterolemia, hipertensión arterial, obesidad y osteoporosis.
Los hidratos de carbono son esenciales en una dieta saludable, se pueden obtener a partir de diversos alimentos pero las mejores fuentes de estos son los cereales integrales, las verduras, las frutas y legumbres, que además proporcionan una gran cantidad de vitaminas, minerales y fibra. Con el crecimiento varía la necesidad e proteína, que suele sobrepasar los niveles recomendados de ingesta en esta edad. Sucede lo mismo con los aportes de grasa, que se recomienda limitarla entre el 25 y el 35% de las calorías diarias. En esta edad hay también un desequilibrio en el aporte de nutrientes de forma que la energía que aportan lo glúcidos es inferior a lo recomendado y la ingesta de lípidos es mayor a la recomendada a pesar de que no suele superar el 45%.
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/1-alimentacion_adolescente.pdf
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